ABORTO SEPTICO

      
CUADRO CLINICO

La signo-sintomatología clínica del aborto infectado se diferencia de acuerdo con el compromiso sistémico alcanzado por la infección. En forma genérica se trata de una paciente que cursaba un embarazo y que llega a la consulta con metrorragia, con o sin repercusión hemodinámica de acuerdo a la cantidad de sangre perdida. La repercusión sistémica del cuadro está en relación directa al grado de compromiso infeccioso, así, en el aborto simple infectado, donde hay un compromiso no profundo, es decir, sin infección de la cavidad uterina, a la que se denomina endometritis, o hay infección bloqueada en el hemiabdomen inferior (flemón del ligamento ancho y pelviperitonitis), el cuadro clínico se manifiesta por síndrome febril, taquicardia, leve hipotensión arterial. El examen ginecológico (tacto vaginal) resulta doloroso, hay empastamiento de los anexos, que son dolorosos al tacto y la característica eliminación de secreciones fétidas, sin que haya un gran compromiso sistémico.

Por el contrario, cuando estamos frente a un aborto séptico, la infección se ha propagado por vía linfática, hemática y/o canalicular. El cuadro séptico se origina por la invasión bacteriana en sí, pero además por la endotoxemia secundaria a aquella invasión. El paso siguiente es la activación de la cascada inflamatoria, que como veremos más adelante, son los responsables directos de las manifestaciones clínicas. Es posible observar signos focales de infección como pelviperitonitis, o peritonitis diseminada con reacción peritoneal abdominal, en los casos de perforación uterina. Puede aparecer tromboflebitis pelviana la que puede manifestarse por edema de ambas piernas y dolor pelviano. Pero el signo distintivo de este cuadro es el compromiso sistémico por la sepsis, resultado directo de la infección, en forma primaria y secundariamente mantenida y magnificada por la activación de los mediadores inflamatorios. La paciente se presenta con fiebre, alteraciones del status mental, desde estupor hasta la excitación psicomotriz, pudiendo dar focalización neurológica si ha habido embolia séptica. Desde el punto de vista hemodinámico, como es bien sabido, el cuadro séptico atraviesa por distintas etapas, primero el denominado shock oculto que puede estar manifestado por alteraciones en la presión arterial, inquietud, desasosiego sin causa aparente, variaciones en la oxemia, etc. La llamada fase caliente de la sepsis compuesta por un síndrome hiperdinámico: taquicardia, con aumento del volumen minuto con resistencias periféricas bajas. Este cuadro, sin una respuesta favorable al tratamiento, evoluciona a la fase fría de la sepsis (shock séptico) con deterioro progresivo de toda la hemodinamia: severa depresión miocárdica, hipotensión refractaria al tratamiento, volumen minuto disminuido y bajas resistencias periféricas. A toda esta catástrofe hemodinámica se le suma la caída secuencial de los otros aparatos constituyendo así el SIMO, por lo que es posible observar distress respiratorio agudo (SDRA), hemorragia digestiva alta o baja (HDA-HDB), insuficiencia renal aguda anúrica o no (IRA), disfunción hepática manifestada por alteraciones de la coagulación, hipoalbuminemia, aumento de las transaminasas, hiperbilirrubinemia y encefalopatía hepática. La falla hematológica se manifiesta por hemólisis, leucopenia, plaquetopenia y alteraciones en la coagulación manifestadas por un alargamiento del Quick y del KPTT.

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