ABDOMEN AGUDO MEDICO (Cont)

Luis A. Solari
Beatriz E. Quintana
Antonio Abdala Yáñez

DOLOR ABDOMINAL DE ORIGEN PANCREATICO 3.19.72.74.84.85.119.125.127.141

Podríamos definir el término pancreatitis diciendo que se trata solo de inflamación pancreática, pero esto sería realmente una simpleza. Verdaderamente una definición no resulta fácil. Concretamente en el año 1963 se definieron cuatro categorías: aguda; aguda recidivante; crónica; crónica recidivante. Luego en los años 1983 y 1984 se redefinió en término de aguda y crónica. Ya en el año 1988 se definió como pancreatitis aguda (PA) aun cuadro dominado por dolor abdominal agudo con elevación de enzimas pancreáticas. El origen de la afección es multicausal: trastornos metabólicos, enfermedades preexistentes, por fármacos (5 %), pero en un 90 % suele reconocer como antecedentes a la litiasis biliar y el alcoholismo. Anatomopatológicamente se habla de una forma edematosa (figura 7) y otra necrohemorrágica (de peor pronóstico). El cuadro clínico está dominado por el dolor abdominal agudo, de localización epigástrica que irradia en cinturón de características constante y terebrante. Puede referirse a la espalda y generalizarse rápidamente a todo el abdomen. En forma característica el paciente adopta postura antálgica, suele acompañarse de náuseas y vómitos. Casi siempre aparece el antecedente de una ingesta copiosa o libación alcohólica. El paciente se presenta con compromiso del estado general, repercusión hemodinámica (taquicardia, hipotensión arterial, etc.), sudoroso, ansioso y dolorido. El abdomen es doloroso sobre todo en epigastrio, puede localizarse en el hipocondrio derecho si hay litiasis biliar. Hay distensión abdominal con o sin ascitis. Casi siempre aparece el íleo reflejo.

Figura 7 Pancreatitis Aguda Edematosa Figura 8 Seudoquiste de páncreas

Los signos de Cullen (coloración azulada periumbilical), y de Turner (en los flancos) son indicadores de mal pronóstico. La palpación suele ser dolorosa, revela un abdomen blando y depresible. El diagnóstico incluye el laboratorio de rutina, amilasa, lipasa (determinadas en conjunto tienen un valor diagnóstico cercano al 96 %). Los estudios con imágenes incluyen la radiografía simple de abdomen (íleo regional, asa centinela), ecografía abdominal. La tac de abdomen es el estudio que aporta más información (aparición de suedoquistes, figura 8). El tratamiento obliga a la internación en UTI, manejo clínico general, monitoreo hemodinámico e hidroelectrolítico. Poner en reposo al páncreas (medidas generales SNG, anti H2, etc., medidas hoy puestas en duda), soporte nutricional temprano.

DOLOR ABDOMINAL DE ORIGEN MESENTERICO Y PERITONEAL 10.17.22.27.31.58.92.113.121.123.138

Aunque la patología del mesenterio es rara y ocupa una porción pequeña como origen de dolor abdominal agudo, cabe mencionar a tres entidades. Una es la hemorragia mesentérica, la cual ocurre principalmente en los pacientes anticoagulados o con traumatismos abdominales, la clínica consiste en dolor síntomas obstructivos y masa abdominal palpable. La otra entidad es la paniculitis mesentérica y la mesenteritis retráctil, procesos que aparentemente corresponden a distintas fases evolutivas de una misma afección. Se manifiestan como un engrosamiento del mesenterio, que aparece infiltrado en forma difusa o formando una masa única o múltiple (paniculitis), o engrosamiento predominando la fibrosis y adherencias (mesenteritis retráctil). El síntoma más constante es el dolor abdominal que se puede asociar a fiebre, pérdida de peso, vómitos y alteraciones del ritmo evacuatorio. Al diagnóstico se llega por TAC y RMN. Por último la adenitis mesentérica, proceso inflamatorio linfático abdominal, el cual requiere diagnóstico diferencial principalmente con los procesos apendiculares (a veces se llega a él en la laparotomía). La clínica común a todas ellas es el dolor abdominal de mayor o menor intensidad según el grado de afección, asociándose vómitos, fiebre y pérdida de peso.

La peritonitis o sea el proceso inflamatorio agudo del peritoneo obedece a sin fin de causas. Groseramente se las puede dividir en primaria y secundarias, siendo estas últimas de resorte quirúrgico. Los resultados obtenidos a través de distintos estudios (inclusive laparotomía) muestran que no hay una correlación lineal entre los hallazgos microbiológicos y la severidad del compromiso clínico del paciente, evaluación hecha a través de los distintos sistemas de puntuación (APACHE II, Score de Severidad de Sepsis, Indice de peritonitis de Mannhein, Indice de peritonitis de Altona II). Clásicamente, la invasión de la cavidad peritoneal por microorganismos va acompañada por un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, con distinto grado de repercusión general. El cuadro clínico común a todas ellas es de compromiso del estado general, con dolor abdominal, acompañado de distensión, vómitos, fiebre. El abdomen se presenta con dolor a la palpación, defensa abdominal y reacción peritoneal, con ruidos hidroaéreos habitualmente negativos.

En la peritonitis bacteriana espontánea hay contaminación del líquido ascítico sin que pueda evidenciarse un foco abdominal preciso. Es un cuadro que se ve en pacientes cirróticos o nefróticos, portadores de hepatitis graves o con insuficiencia cardíaca. La mayoría de los casos están producidos por gérmenes aerobios Gram negativos (E. Coli, Klebsiella). Los Gram positivos son responsables del resto (estreptococos). Requiere tratamiento con antibióticos generales por vía sistémica.

La peritonitis intradiálisis (complicación frecuente de ella), el mecanismo involucrado es la contaminación del líquido de diálisis. Los gérmenes más comúnmente involucrados son el S. aureus, S. epidermidis, S. viridans. En este tipo de peritonitis se comprueba un recuento leucocitario superior a 100/dl en la solución de diálisis proveniente del peritoneo, y en el 50 a 60 % de los casos con una tinción de Gram se puede hallar el agente causal El tratamiento exige antibióticos intraperitoneales más orales o endovenosos.

El diagnóstico de peritonitis tuberculosa obliga a buscar otro foco tuberculoso extra abdominal. El paciente se presenta con síndrome de impregnación y semiología abdominal positiva con dolor y ascitis. En la siguiente tabla podemos ver las distintas causas de peritonitis (tabla 5).

La enfermedad pelviana inflamatoria (EPI) es causa de peritonitis por la contigüidad del aparato genital femenino con la cavidad abdominal y su estrecho contacto con el peritoneo. Comúnmente se encuentra la N. gonorrhoeae, y C. trachomatis. En estos casos además de la semiología abdominal aparecen signos ginecológicos que orientan al diagnóstico. El tratamiento exige combinación de antibióticos.

Tabla 5 CAUSAS DE PERITONITIS
Bacterianas Primarias
  • Bacteriana espontanea.
  • Bacteriana secundaria.
  • Peritonitis dialítica.
  • Enfermedad inflamatoria pélvica (epi).
  • Tuberculosis.
  • Micóticas.
  • Parasitarias.

Secundarias

  • Del árbol biliar.
  • Del páncreas.
  • Del aparato genitourinario.
  • Del intestino delgado y grueso.
Químicas Pancreatitis
Urémica
Diabética
Ulcera perforada (quirúrgica)
Estéril Lupus Eritematoso Sistémico
Porfiria
Fiebre Mediterránea Familiar

La Fiebre Mediterránea Familiar (FMF), enfermedad hereditaria, de etiología desconocida, de mayor frecuencia entre los judíos, armenios y árabes. Se la denominó también peritonitis paroxística benigna, poliserositis paroxística familiar. Las manifestaciones clínicas sobresalientes en un episodio agudo son: dolor abdominal (95 %) suele ser generalizado, con palpación abdominal dolorosa, náuseas y vómitos. Los ruidos hidroaéreos pueden estar ausentes. Podemos encontrar defensa y distensión abdominal. Hay que hacer diagnóstico diferencial con apendicitis aguda, pancreatitis, porfiria y colecistitis.

La Gastroenteritis Eosinófila, antes descripta, puede afectar predominantemente al peritoneo, modo éste poco común, se caracteriza por la presencia de ascitis con un recuento de eosinófilos mayor del 50%.

La Endometriosis Peritoneal se debe a implantes endometrialesque aparecen favorecidos por la comunicación de la cavidad peritoneal y el aparato genital femenino por medio de las trompas. Puede producir un cuadro peritoneal agudo de escasa magnitud, o adquirir relevancia, planteando diagnósticos diferenciales con tumores.

CAUSAS PARIETALES DE DOLOR ABDOMINAL 2,12

Las causas parietales de dolor abdominal que aparecen como un cuadro de abdomen agudo incluyen: hematoma de los rectos anteriores del abdomen; infección de la pared abdominal y traumatismo de la pared.

El Hematoma De Los Rectos anteriores del abdomen produce un cuadro doloroso que aparece en el curso del tratamiento anticoagulante por otra causa, por uso de fibrinolíticos, post cirugía, diátesis hemorrágica. En forma característica aparece dolor abdominal agudo, que se pone de manifiesto al poner en tensión la pared abdominal. La palpación abdominal revela una semiología negativa.

CAUSAS TORACICAS DE DOLOR ABDOMINAL 4.6.11.13.14.42.47.63.75.77.94.96.105.108.109.

El tórax es frecuentemente causa de dolor abdominal referido. Podemos enunciar como posibles causas a:

  1. Neumonía.
  2. Neumotórax.
  3. Tromboembolismo de pulmón (TEP).
  4. Pleuritis con o sin derrame.
  5. Pleurodinia.
  6. Infarto agudo de miocardio (IAM).
  7. Pericarditis.

La neumonía es el proceso infeccioso del parénquima pulmonar. Globalmente se las considera en dos grandes grupos: intra y extrahospitalarias, con implicancias epidemiológicas y fundamentalmente de tratamiento. Posee una variada etiología bacteriana, viral, micótica, parasitaria, por clamidias y rickettsias.

Tiene una forma de presentación típica y atípica. En la forma clásica de presentación existe fiebre, escalofríos, dolor torácico en puntada de costado y tos. En este contexto, algunos pacientes, comienzan su cuadro con semiología abdominal: dolor abdominal agudo, náuseas y vómitos, a veces diarrea. Este cuadro suele ser más evidente cuando la neumonía asienta sobre los lóbulos inferiores. El examen físico suele revelar un abdomen doloroso a la palpación, sin irritación peritoneal con ruidos hidroaéreos conservados o enlentecidos. El diagnóstico se hace con la semiología respiratoria, radiografía de tórax y el laboratorio. El tratamiento requiere antibióticos sistémicos.

Otra causa común de dolor abdominal de origen torácico es la aparición de la patología pleural: la PLEURITIS con o sin derrame pleural y el neumotórax.

La PLEURITIS es una alteración frecuente de las pleuras caracterizado por un proceso inflamatorio de las mismas y obedece a múltiples causas entre las que podemos citar: infecciosas específicas o inespecíficas, TEP, neoplasias primarias o secundarias de la pleura, colagenopatías en especial el lupus y la enfermedad reumatoidea.

En esta patología pleural, el cuadro clínico puede remedar una alteración abdominal aguda alta a veces indistinguible solamente con los recursos semiológicos habituales.

El derrame pleural, entidad definida por la presencia de líquido en exceso en la cavidad pleural, reconoce una extensa lista de causas, dentro de ellas las más comunes son: secundaria a neumopatías, insuficiencia cardíaca, embolismo pulmonar, cirrosis, infecciosa, por neoplasias, colagenopatías.

El cuadro clínico resulta de una combinación de síntomas propios de la enfermedad de base y la presencia del derrame. En este contexto podremos encontrar como síntomas generales a los edemas y disnea de esfuerzo (insuficiencia cardíaca); disnea, ansiedad y sensación de muerte inminente (TEP); alteraciones generales en la cirrosis; síndrome toxi-infeccioso en las neumonías. El dolor abdominal está estrechamente ligado a la irritación de la pleura diafragmática y concomitantemente, por ejemplo, al agrandamiento hepático, otro mecanismo sería la irritación peritoneal por contigüidad (menos claro). El diagnóstico de derrame pleural requiere del examen semiológico, radiografía de tórax y punción diagnóstica. El tratamiento es etiológico.

El neumotórax, cuadro caracterizado por la presencia de aire en la cavidad pleural, en general es de aparición brusca, dolorosa y aparatosa. Entre sus causas podemos mencionar la espontánea (jóvenes), secundarios a traumatismos o procedimientos invasivos o ventilación mecánica. Generalmente el cuadro es claramente diferenciado como de origen respiratorio: dolor costal, disnea, tos, a veces hay omalgia y dolor abdominal. El diagnóstico se aclara con la radiografía de tórax. El tratamiento es el drenaje bajo agua.

El tromboembolismo de pulmón (TEP), enfermedad que conlleva una mortalidad global del 60 %, se presenta con una sintomatología muy proteiforme, a menudo eminentemente respiratoria, aunque puede tener formas de presentación cardiovascular y abdominal. Clásicamente el paciente se presenta ansioso, agudamente enfermo y con sensación de muerte inminente. La causa del dolor agudo abdominal es la distensión hepática con su cápsula por congestión pasiva secundaria a la sobrecarga de las cavidades derechas. El abdomen puede presentarse doloroso en forma generalizada, con neto predominio del hipocondrio derecho. No hay defensa ni signos de irritación peritoneal. El diagnóstico de certeza pasa por una correcta evaluación semiológica, antecedentes (TVP), y la realización de estudios específicos: centellografía V/Q y arteriografía pulmonar. El tratamiento es la anticoagulación.

La PLEURODINIA EPIDEMICA o enfermedad de Bornholm o mialgia epidémica, también llamada gripe del diablo o enfermedad de Sylvest es una patología viral provocada por el Coxsackie virus del grupo B (1 a 6), algunos episodios se han atribuido Echovirus 1 y casos aislados por virus Coxsackie A4, A6 y A10 y Echovirus 1, 6, 9 y 19. Clinicamente se expresa caracteristicamente por dolor repentino paroxístico que toma la región lateral del tórax o la región abdominal superior. Su intensidad puede ser variable, pero habitualmente intenso y es referido como punzante. La disnea aguda es común. Los niños padecen comunmente de dolor abdominal superior en tanto que en los adultos es más habitual el dolor torácico. No cursa con prodromos en la mayoría de los enfermos, pero puede haber cefaleas, faringitis, mialgias y malestar. La fiebre de entre 38 y 40 se acompaña del dolor, en tanto que entre los paroxismos este síntoma puede desaparecer. Los paroxismos dolorosos duran entre 2 y 10 horas. En dicho lapso el aspecto del paciente es de agudamente enfermo con diaforesis. Los primeros episodios de dolor son más intensos que los siguientes. En una serie, casi el 20 % de los afectados fueron sometidos a una exploración abdominal alta, debido al intenso dolor con reacción de defensa abdominal. El movimiento acentúa el dolor, por lo que es común se adopte una posición antálgica. Entre accesos el enfermo se halla relativamente bien. Esta patología tiene una duración que va de 1 a 6 días. Se ha referido casos más prolongados como de hasta 3 semanas. La recurrencia del dolor se puede presentar en el 10 % e los casos, luego de 30 a 60 días del último paroxismo y lo hacen en el mismo sitio que en el inicio. La recuperación es completa y el tratamiento es sintomático.

El infarto agudo de miocardio (IAM), es una afección cuyo diagnóstico reposa en un trípode: dolor precordial opresivo, alteraciones electrocardiográficas y alteraciones enzimáticas, lo cual establece la forma característica de su aparición, dado que bien se ha dicho: todo dolor entre la mandíbula y el ombligo es pasible de ser coronario. Tiene una mortalidad global del 30 % y la génesis es la insuficiencia circulatoria coronaria que tiene como expresión clínica desde la nada (mujeres, diabéticos, del 15 al 20 %), pasando por la angina de pecho y culminando en el IAM.

Si bien es cierto, se dice y con cierto grado de exactitud, que es la localización diafragmática la que con mayor frecuencia da sintomatología abdominal cualquier localización del infarto puede darla. El paciente se presenta pálido, sudoroso, con dolor abdominal agudo, náuseas y vómitos; impresiona como gravemente enfermo.

El examen físico presenta un abdomen blando, doloroso en forma generalizada, sin focalizar. No hay signos de irritación peritoneal pero puede haber íleo reflejo.

El diagnóstico se hace con la evaluación cardiológica, el ECG y el dosaje enzimático. El tratamiento requiere internación en la Unidad Coronaria.

La pericarditis es fuente menos frecuente de dolor abdominal. En general obedece a causas infecciosas, inmunológicas, tuberculosa (contigüidad con la pleura), metabólicas (urémica), neoplásicas, epistenocárdica,etc. En general la sospecha diagnóstica se basa en la aparición, dolor torácico y frote pericárdico. En la pericarditis infecciosa y la secundaria a otras enfermedades sistémicas la clínica está dominada por la enfermedad de base y la aparición de dolor abdominal es parte del cuadro general. Quizá la deba considerarse con más detalle es la pericarditis constrictiva, la cual da síntomas abdominales (dolor) a partir de la congestión pasiva hepática con hepatomegalia y distensión de la cápsula de Glisson. El diagnóstico se hace con el ecocardigrama, eventualmente punción pericárdica. El tratamiento es sintomático, etiológico, en algunas oportunidades requiere la realización de una pericardiocentesis y/o ventana pleuropericárdica.

CAUSAS PELVIANAS Y RETROPERITONEALES DE DOLOR ABDOMINAL 7.64.88.102.110.114.117.118.126.129

La obstrucción de las vías urinarias produce como principal alteración la éstasis del flujo urinario con la consiguiente elevación de la presión del sistema y consecuentemente daño en la función renal. Esta es la consecuencia de mayor gravedad dado que puede derivar en insuficiencia renal. De acuerdo a cual sea el lugar de origen de la obstrucción el cuadro clínico y la repercusión funcional será distinta. Podríamos esbozar las distintas causas en la tabla 6.

El cuadro clínico que presentan tiene como síntoma fundamental al dolor agudo, el cual si la obstrucción está situada por debajo de la vejiga estará referido al abdomen bajo (globo vesical) con ligera distensión abdominal. El abdomen se presenta distendido y doloroso, aveces con signos de irritación peritoneal. La palpación suele revelar una distensión más localizada y dolorosa en hipogastrio, la percusión pone de manifiesto una zona mate (globo vesical). Los ruidos hidroaéreos están conservados.

Si la obstrucción es supravesical puede expresarse por la distensión del uréter y la cápsula renal produciendo el cuadro de cólico nefrítico el cual puede dar dolor abdominal agudo, con la aparición en oportunidades de íleo reflejo. El abdomen se manifiesta blando y depresible, aveces con irritación peritoneal franca. Los ruidos hidroaéreos pueden estar ausentes. El dolor suele referirse desde la fosa lumbar, irradiando hacia delante en busca de la región genital. El diagnóstico exige hacer la evaluación de los antecedentes, examen físico cuidadoso, estudios por imágenes: ecografía, eventualmente tomografía. El tratamiento es el de la causa.

Tabla 6 Causas de dolor urogenital según localización de la obstrucción

OBSTRUCCION CAUSAS INTRINSECAS CAUSAS EXTRINSECAS
Uréter

Litiasis
Traumáticas
Inflamatorias

Utero gestante
Fibrosis retroperitoneal
Aneurisma de Aorta
Neoplasias: útero, próstata, vejiga, colon, recto
Linfomas.
Quirúrgica (accidental)

Unión Vésico Ureteral

Hipertrofia prostática
Neoplasis: próstata, vejiga.
Litiasis
Vejiga neurogénica: DBT
Lesión medular
Farmacológica: anticolinérgicos, antagonistas
a adrenérgicos

Traumáticas
Neoplasias: útero, colon

Uretral

Litiasis
Fimosis
Traumáticas
Inflamatorias
Tuberculosis

Traumáticas
Quemaduras

La aparición de dolor abdominal con relación a la ovulación no suele ofrecer dudas diagnósticas. El cuadro clínico suele incluir además, del dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos. El abdomen puede presentarse doloroso a la palpación, a veces con signos de peritonismo localizado en el hipogastrio, con defensa local y con ruidos hidroaéreos conservados. El dato aportado por la paciente de la mitad del ciclo suele dar la pista diagnóstica.

La enfermedad inflamatoria pelviana (EPI) es una patología infecciosa frecuente que incluye habitualmente el compromiso de las trompas de Falopio. Habitualmente se presenta como un cuadro toxi-infeccioso, con fiebre, malestar general, dolor abdominal bajo y secreciones vaginales. El abdomen se presenta doloroso a la palpación, con defensa en hipogastrio y dolor de rebote. El diagnóstico se hace con el examen ginecológico. El tratamiento requiere de antibióticos de amplio espectro.

Otra causa de dolor abdominal de causa ginecológica es la endometriosis, esta describe un proceso de proliferación de la mucosa endometrial fuera del útero: en el fondo de saco posterior, ovarios, abdomen, etc.

El cuadro clínico clásico es de dolor, relacionado con el período menstrual. El diagnóstico se hace por estudio ginecológico.

La infección del árbol urinario es fuente frecuente de diagnóstico diferencial de abdomen agudo. Deberíamos hacer una división entre la afección de la vía urinaria baja y la alta dado que habitualmente dan cuadros clínicos distintos con distinta repercusión clínica.

La infección de la vía urinaria baja cursa con signos de irritación vesical: polaquiuria, ardor miccional, tenesmo vesical y urgencia miccional. No suele ofrece dudas diagnósticas.

La infección del parénquima renal: pielonefritis, se expresa por síndrome febril, compromiso del estado general, dolor en fosa lumbar, dolor abdominal, náuseas, vómitos. En el examen físico los signos positivos son: puño percusión lumbar positiva, palpación abdominal dolorosa, peloteo renal doloroso, habitualmente sin signos de irritación peritoneal, con ruidos hidroaéreos conservados. Puede haber hematuria.

Una modalidad evolutiva de la pielonefritis es la formación de abscesos renales y perirrenales. Si bien es cierto su frecuencia es baja (0.02 y 0.2 % respectivamente) hay que tenerlos en consideración por su repercusión sistémica (es fuente sepsis). En un 75 % de los casos aparece, como dijimos, en forma secundaria a la infección de las vías urinarias, el resto obedece a diseminación hematógena. Los factores predisponentes para la aparición de este cuadro son: embarazo, obstrucción urinaria o vejiga neurogénica y reflujo vésico-ureteral.

El cuadro clínico es el de un paciente infectado, con síndrome febril, malestar general, dolor lumbar localizado y dolor abdominal agudo. Puede haber náuseas y vómitos. La semiología abdominal revela un abdomen doloroso pero localizado en relación con el proceso abscedado, con peloteo renal doloroso y conservación de los ruidos hidroaéreos.

El estudio diagnóstico de estos pacientes requiere en forma indispensable hacer cultivo de orina y recuento de colonias, siendo positivo cuando hallamos 105 UFC/ml (para gérmenes comunes), una alternativa es la realización de punción suprapúbica (pacientes sondados). Ante la sospecha de un proceso abscedado se impone la necesidad de realizar una ecografía y/o tomografía computada.

El cólico nefrítico reconoce como causa más habitual la presencia de un lito situado por encima de la unión vésico-ureteral expresándose por el cólico nefrítico. Este es fuente de dolor abdominal agudo, con posibilidad de encontrar íleo reflejo. El abdomen está blando y depresible. En ocasiones hay irritación peritoneal franca. El relato del dolor se refiere comenzando desde la fosa lumbar, irradia hacia delante en busca de la región genital o la cara interna de los muslos. Al paciente se lo suele encontrar sumamente inquieto, ansioso, muy dolorido, sin encontrar una postura cómoda lo que orienta al diagnóstico clínico. El diagnóstico exige hacer la evaluación de los antecedentes, examen físico cuidadoso, estudios por imágenes: ecografía, eventualmente tomografía. El tratamiento incluye antiespamódicos y analgésicos.

La poliquistosis renal produce un cuadro doloroso abdominal agudo, por diversas causas: distensión producida por los quistes, hemorragia intraquística, hematuria macroscópica con coágulos (dolor tipo cólico renal), hematoma perinéfritico, nefrolitiasis y raras veces hipernefroma.

Otra causa de dolor abdominal irradiado son los tumores renales, entre ellos el más frecuente es el tumor de Grawitz o adenocarcinoma renal (en adultos). Se presenta con una tríada clásica de hematuria, dolor y masa palpable. La hematuria generalmente es asintomática pero puede producir intenso dolor tipo cólico por la presencia de coágulos intraureterales.

El tumor de Wilms o nefroblastoma puede producir dolor abdominal por distensión o infiltración e incluso simular un abdomen agudo en caso de ruptura tumoral.

La fibrosis retroperitoneal puede provocar la compresión de ambos uréteres con las consecuencias ya sabidas. Se conocen una forma idiopática (Síndrome de Ormond) y otra secundaria: a traumatismos, post tratamiento radiante, aneurisma de aorta, colitis ulcerosa, neoplasias, fármacos (metisergida, alfametildopa). El dolor es el síntoma más común, poco intenso, en zona lumbosacra y se acompaña de molestias abdominales que provocan múltiples consultas y exploraciones digestivas innecesarias.